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“La semilla primera estuvo en el disfrute”



Aye Prado presenta Por esas cosas

La cantautora rosarina ofrece un disco que reúne ritmos y sonidos variados, en la forma de nueve canciones que testimonian un momento distintivo de su música.




Ritmos y sonidos diversos, de arreglos cuidados y voz precisa. Por esas cosas (Kuikatl Discos) es el primer disco de Aye Prado, donde la cantautora rosarina ofrece un despliegue de canciones que dan cuenta de la amplitud de su música, de su calidad de compositora e intérprete. “Creo que me encontré queriendo hacer un disco casi sin querer. Desde luego que esto se volvió un objetivo muy concreto, pero la semilla principal estuvo en el disfrute conmigo misma, a la hora de tomar una herramienta y de combinarla con lo que en ese momento particular de mi vida tenía ganas de decir. Creo que ésas han sido un poco las coordenadas”, explica Aye Prado a Rosario/12.

Por esas cosas reúne nueve canciones que Prado hizo circular en escenarios y que ahora conviven desde una propuesta integral. Como ella señala, “el aprendizaje musical que he tenido ha sido un poco desorganizado y caótico (risas), y eso se conjugó con vivencias personales y colectivas. Hay muchos géneros en el disco porque no me propuse seguir un camino concreto, sino que se dio a partir, por ejemplo, de estudiar cuestiones del folklore, de participar en la escena tanguera, y de irme también por el lado del rock. A todo eso había que ordenarlo un poco, y por eso acudí a una producción musical. Es bastante lo que se pone en juego a la hora de asumir un laburo solista y plantarse desde un lugar, desde lo que querés mostrar, y estar dispuesta a que eso sea recibido o no”.

La producción del disco estuvo a cargo de Ariel Migliorelli, fue grabado y mezclado en Corcovado Estudio, y contó con una variada participación de artistas. Que Aye Prado se relacione con la música de esta manera plural, habla también de una característica de alguna manera presente en las músicas y músicos de la región. Una mixtura rítmica que “se siente en nuestro rock, en la trova rosarina o en los paisajes del río; creo que todo eso ha convivido en mi música y no me pasa a mí sola. También está bueno hacerle caso a la intuición de lo que vaya apareciendo musicalmente, éste ha sido el camino. En realidad, me parece que la palabra intuición es fundamental”.

-¿Y cómo es el proceso de la canción? ¿Música y letra aparecen juntas?

-A mí me nacen juntas, hay un disparador de letra y de música al mismo tiempo, pero de todas maneras importa no quedarse con lo primero y abordar distintas formas del método de composición. Siempre hay un motivo melódico o algo que me suena y hace que siga tirando de esa punta. También he hecho el intento de empezar por lo rítmico o de proponerme un plan armónico a seguir; eso de alguna manera te recorta el camino, te organiza. Hace unos años hice un taller con Edgardo Cardozo, donde nos reuníamos una serie de cantautores y hacíamos una escucha colectiva. Nos llevábamos una consigna a trabajar, como un patrón rítmico, una temática o una escala musical, y estaba bueno porque te ibas corriendo de los lugares comunes. No hay que dejar de intentar esas cosas, aunque sea como para incomodar. Lo principal es buscar una práctica continua. En algún momento eso deriva en algo que puede llegar a ser una canción.

-Son canciones que compusiste años atrás, ahora actualizadas desde un concepto que es el que permite, justamente, un disco.

-Me gustó trabajar con producción por cuestiones como la convivencia entre sonidos electrónicos y las percusiones de madera, medio híbridas, porque en ningún momento se escucha una zamba o una chaya pero hay algo de todo eso ahí, resonando. Me gustó incorporar cuerdas, orquestaciones, coros. Todas las canciones fueron primero arregladas en la guitarra y otras tomaron sus propios caminos con otras instrumentaciones. Algunas de las canciones ya van a cumplir nueve años, pero tenía que respetar esa unidad que habían tenido y cerrar ese ciclo de alguna manera. Desde ya, algunas quedaron afuera y podrían ser parte de otro material el día de mañana.

-Aun cuando se trate de poéticas diferentes, hay un lazo que te vincula a músicos como Julián Venegas, Mercedes Borrell, Dani Lésté, Julián Rossi.

-Quizás tenga que ver con el hecho de recorrer ciertas escenas, pero también es cierto que recibimos formación con los mismos maestros. De alguna manera hay una hermandad, y para mí ha sido fundamental reconocerme en ellos. Algunos, desde ya, tienen un recorrido mayor. Con Mercedes (Borrell) me pasó esto de darme cuenta de que es alguien que estaba hablando de las mismas cosas, y por eso empezamos a tocar juntas. También sucede cuando nos juntamos algunos cantautores a hacer ciclos como “Letra que Suena” o “Canción para Llevar”, o cuando Julián (Rossi) buscó integrar a los miembros de su generación para hacer un sello discográfico. Me parece inevitable la unidad musical, hasta se trata de un lugar de militancia. Este disco no hubiera sido posible sin poder ver qué pasaba al lado mío, no sólo desde el grupo de cantautores de mi generación, porque tenés que hablar con otras personas, ver qué hicieron y para dónde van, algo que reconozco en muchas compañeras del Colectivo Mujeres Músicas. Si estoy sola me ahogo. A pesar del deseo personal de llevar adelante un proyecto solista, porque es mi música y son mis canciones, tengo que preguntarle a los demás cómo hacen estas cosas. ¡Y tratar de copiarles algo!

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